Quizás lo más llamativo de 1926
asi como de la totalidad de la década sea la abundancia de obras que tratan el
tema de las razas perdidas “Lost Race”. Más que en la aventura espacial, la
imaginación de los autores se fija y escudriña la totalidad del globo terráqueo
e incluso se adentra sin ningún tipo de pudor en las entrañas de la tierra o
sube hasta el límite superior de la atmósfera terrestre, sin dejar de lado las
profundidades oceánicas o los lugares más recónditos del planeta Tierra.
Aparte de las novedades
literarias que aparecen en este año, hay muchas reimpresiones de los grandes
autores del siglo XIX y principios del siglo XX. Julio Verne, H. G. Wells,
Henry Rider Haggard, Arthur Conan Doyle -autor del que hablaremos en esta
entrega-, etc…
Pero vamos por partes y vamos a
empezar repasando las obras más representativas aparecidas en las revistas pulp
de este año.
OBRAS APARECIDAS
EN REVISTAS
La historia se desarrolla en
1946. Un extraño ser aparece en un pequeño pueblo de Vermont. Como las balas no
lo dañan, se considera que es un fantasma, pero Will Grant, un científico
destacado, lo reconoce como un ser de otra dimensión. Usando drogas y un
aparato eléctrico Grant se aventura de este modo fuera de nuestro mundo en un
viaje exploratorio al otro plano existencial. Al regresar, cuenta lo que ha visto:
entre nuestro mundo y el otro mundo está la tierra fronteriza (Borderland) y
las figuras que nos parecen fantasmas. Más allá de esto hay otra existencia,
organizada en base a principios diferentes para nuestro mundo. Existe a través
de medidas de tiempo que son diferentes a las nuestras, y, por lo tanto, dado
que el tiempo es otra dimensión, este lugar es la cuarta dimensión. En este otro
mundo, un individuo disidente, el "fantasma", ha estado concentrando
fuerzas para invadir el nuestro. Grant ahora le pide a su hermana Bee y Robert
Manse que lo acompañen en un segundo viaje en un intento por preservar nuestro
mundo de este monstruoso peligro. Grant y sus camaradas toman sus drogas,
encienden sus aparatos y se transfieren a Borderland. El proceso de
transferencia no es completamente físico; el conjunto mental es igualmente
importante, especialmente si van a pasar al otro mundo. Al pasar por
Borderland, llegan al otro mundo, que es increíblemente extraño. Todo está
directamente controlado por el pensamiento. La materia está coronada por el
pensamiento, y las habitaciones y los artefactos de los nativos son formas mentales.
El otro mundo está habitado por seres que los terrestres perciben como hombres
y mujeres, aunque más tarde se revela que sus percepciones han sido coloreadas
por su conjunto mental. La gente de este otro mundo no muere, pero sus egos
pueden ser desplazados, sus cuerpos desaparecen y sus egos trascienden
alrededor del universo (que es la superficie interna de una esfera) y regresan
a nuevas formas de realización. Los egos mismos son los pensamientos de una gran
mente o creador. En este extraño mundo, donde incluso las mentes son
diferentes, un tal Brukar descubrió accidentalmente cómo ingresar en el nuestro.
Brukar es un ser vicioso, la encarnación de un mal pensamiento. Altamente
sensual, impulsado por el deseo de experimentar las sensaciones más fuertes de
la tierra, ha reunido a un grupo de personas con ideas afines para invadir la
tierra. Grant y sus amigos, Thane (el gobernante local del pueblo fantasma), y
otros intentan contener a Brukar, pero fracasan. Él y sus tropas ingresan en
nuestro mundo, marchan a través del condado de Westchester y Manhattan,
causando destrucción, destrozando el edificio Woolworth, la Estatua de la
Libertad y otros puntos de referencia con "bombas" de materia de su
propio mundo. Cuando tales piezas de materia se transforman en nuestro mundo,
se materializan en espacios ocupados y causan enormes explosiones. Thane y sus
asociados siguen a Brukar a Nueva York, y se lleva a cabo una gran batalla.
Thane gana al concentrar su poder mental para materializar a Brukar y sus
hombres. A medida que se materializan, explotan, y la invasión termina. En la
caracterización y la trama, las simplificaciones habituales han sido
criticadas, pero el intento de crear un universo alienígena es realmente
imaginativo y elogiante. Cummings maneja magistralmente los conceptos, que son
originales, y si no los domina por completo, hace un buen intento. Extracto de
“Science Fiction. The Early Years” de Everett F. Bleiler.
* Aquí Jacques Sadoul se
equivoca. Por otra parte, normal dada la época en que se hace el estudio,
principios de la década de los últimos años setenta. Entre The Radio Planet y
The Radio Man Returns existen otras cinco entregas de la serie: The Radio
Flyers (1929), The Radio Gun-Runners (1930), The Radio Menace (1930) The Radio
War (1932) y The Golden City (1933).
LIBROS
Edición original de la obra de Doyle y última edición aparecida en castellano en 2015 por la editorial sevillana Espuela de Plata en su colección Clásicos y Modernos.
Mas arriba he comentado que no
habíamos hablado aún de Sir Arthur Conan Doyle, y en esta entrada voy a
subsanar esta falta con la excusa de la aparición de la tercera aventura del
profesor Challenger.
El profesor Challenger, médico de
profesión, es el protagonista de una serie de Arthur Conan Doyle que hizo su
primera aparición en el libro The Lost World (El mundo perdido)
(1912). Se dice que para perfilar el personaje de Challenger, Arthur Conan
Doyle se basó -como ya hiciera con Bell para su personaje de Sherlock Holmes-,
en un profesor de fisiología que conoció en Edimburgo, William Rutherford.
Esta saga de Challenger está
orientada a la ciencia ficción y a la fantasía. En éste su tercer libro The
Land of Mist (La
tierra de la niebla o El país de la(s) bruma(s)) (hubo dos novelas más anteriores,
así como dos cuentos), se centrará en el espiritismo del que Arthur Conan Doyle
fue un gran defensor.
El personaje del profesor
realizará escasas apariciones y los verdaderos protagonistas de El país de la
bruma son Edward Malone, periodista, y la hija de Challenger. Todo girará para
descubrir las verdades y mentiras que se esconden detrás de falsos médiums o de
los que sí lo son realmente, exhibiéndolos continuamente en esta ligera trama.
Apenas se percibe el carácter de
Challenger debido a sus escasas apariciones (únicamente al inicio y final de la
novela) aunque se distingue un carácter fuerte y a veces incluso explosivo que
nada tendrá que ver con el inquieto o abatido -según la ocasión-, Sherlock
Holmes.
Doyle fue un genio de la palabra escrita,
aunque en este libro específico sólo desplegará su esplendor para hablarnos de
aquello que le apasiona y, haciendo un discurso casi ininterrumpido sobre la
veracidad del espiritismo, precisamente debido a su constante aleccionamiento
sobre ello no se percibirá ésta como una historia creíble. La trama, muy
ligera, será previsible y nos deja sin enigma y sin apenas aventuras. El país
de la bruma es un libro que debe leerse como curiosidad más que con la
intención de disponer de una lectura ágil y adictiva. Será para aquellos
seguidores de Doyle que se sientan atraídos por su pasión por los espíritus o
por conocer otras historias del magnífico médico y escritor británico.
Arthur Ignatius Conan Doyle
(1859-1930) nació el 22 de mayo de 1859 en el número 11 de Picardy Place, en la
ciudad de Edimburgo, Escocia, hijo del matrimonio de Charles Altamont Doyle y
de Mary Foley. Aunque firmaba A. Conan Doyle, lo cual podría inducir a pensar
que su apellido era Conan Doyle, tanto la British Library como la Library of
Congress catalogan sus obras con el apellido Doyle.
Arthur fue bautizado en la
catedral Metropolitana de Santa María de la Asunción de Edimburgo. Pertenecía a
una familia católica irlandesa que había proporcionado una saga de ilustradores
y caricaturistas, iniciada por su abuelo John Doyle y que fue continuada por
sus tíos el ilustrador Richard Doyle, quien diseñó la portada y cabecera de la
revista Punch, el anticuario James Doyle y Henry E. Doyle, director de la
Galería Nacional de Irlanda. Su padre, que era el menor de los hijos de John
Doyle y creció eclipsado por las brillantes carreras de sus hermanos. Estudió
arquitectura y en 1849, cuando cumplió diecinueve años, aceptó un puesto de
trabajo en la Oficina de Obras Públicas de Edimburgo. Tenía también una gran
afición hacia el dibujo que en sus primeros años en la ciudad escocesa
desarrolló con algunas ilustraciones para revistas y libros. Charles Doyle
ilustraría la primera edición del libro de su hijo, Estudio en escarlata (1887)
el primero en el que aparece Sherlock Holmes. A lo largo de su vida padeció
un grave alcoholismo y profundas depresiones, que le llevaron a ser internado
en una institución sanitaria en diversas ocasiones.
Su padre contrajo matrimonio en
1855 con su madre, Mary Foley, perteneciente a una familia irlandesa residente
en la ciudad escocesa. Arthur recordaría a su madre como una mujer como una
mezcla de mujer hogareña obligada a ocuparse del mantenimiento de sus hijos y a
la vez una mujer de letras, lectora apasionada, profundamente imaginativa y
gran narradora y que sería quien despertaría en Arthur la afición por la
literatura.
Los detalles de la infancia de
Arthur y sus hermanos son poco claros. Algunas fuentes manifiestan que eran
nueve hijos, algunas otras que diez, aunque parece que tres murieron pequeños.
En 1864 la familia se dispersó debido al creciente alcoholismo de Charles y
los niños fueron alojados temporalmente en diversas instituciones de Edimburgo.
En 1867, la familia se reunió otra vez, para vivir en una sórdida vivienda en
Sciennes Place. Su madre, viendo cómo su marido se gastaba todo su sueldo en la
bebida, alquiló las habitaciones de la casa a huéspedes; uno de ellos, el
doctor Bryan Charles Waller, al que algunos historiadores adjudican un romance
con la madre del escritor.
En 1868, Arthur Conan Doyle, con
el apoyo económico de sus tíos, ingresó en la Escuela Stonyhurst Saint Mary's
Hall de la orden de la Compañía de Jesús, situada en la comarca de Lancashire,
que era un centro preparatorio del, prestigioso y selecto colegio, Stonyhurst
College, al que accedería dos años después, en 1870, y donde permaneció hasta
1875. Entre 1875 y 1876, continuó su educación en Austria, en otra escuela de
la Compañía de Jesús, Stella Matutina, en la ciudad de Feldkirch.
En 1876, comenzó la carrera de
Medicina en la Universidad de Edimburgo, donde conoció al médico forense Joseph
Bell, este profesor le inspiraría la figura de su famoso personaje, Sherlock
Holmes. Allí destacó en los deportes, especialmente rugby, golf y boxeo. En
este período también trabajó en Aston (actual distrito de Birmingham) y
Sheffield. A principios de 1880 se embarcó, para ejercer como cirujano en
sustitución de un amigo suyo, en un ballenero denominado The Hope que durante
seis meses navegaría hacia el Ártico. A los 22 años (1881) se graduó como
médico y completó su doctorado sobre el Tabes dorsal en 1885. Sin embargo,
recibió el doctorado cuatro años después. Fue en estos años cuando hizo una
gran amistad con el también escritor escocés J. M. Barrie.
Mientras estudiaba medicina
comenzó a escribir historias cortas. La primera que apareció publicada fue «The
Mystery of the Sasassa Valley», en 1879 en el Chambers's Edinburgh Journal
antes de que cumpliera los 20 años. Ese mismo año también publicó su primer
artículo médico «Gelsemium como veneno» en la British Medical Journal.
En 1881, después de terminar su
etapa universitaria, volvió a embarcarse como médico del buque SS Mayumba en su
viaje a las costas de África Occidental.
En 1882, un antiguo compañero de
clase, George Turnavine Budd, le ofreció trabajar con él en Plymouth, pero su
relación con Budd fue difícil y terminó por establecerse por su cuenta en junio
de 1882, ya con 23 años, en Portsmouth. Debido al poco éxito inicial, mientras
no tenía pacientes, comenzó de nuevo a escribir historias como The Mystery of
Cloomber, no publicada hasta 1888, la inacabada Narrative of John Smith, The
Captain of the Pole-Star y J. Habakuk Jephson's Statement, ambas inspiradas en
las expediciones marinas realizadas por Doyle.
Mientras vivió allí también jugó
al fútbol como portero en el Portsmouth Association Football Club. Por otra
parte, fue un gran aficionado al críquet, y entre 1900 y 1907, jugó 10 partidos
para Marylebone Cricket Club (MCC), uno de más antiguos y prestigiosos clubes
del mundo. Asimismo, era miembro de un equipo de críquet formado por J. M. Barrie
y en el que también jugaron otros celébres escritores de la época. También
jugaba al golf.
En 1885 contrajo matrimonio con
Louise Hawkins (1857-1906), más conocida como Touie, con la que tuvo dos hijos:
Mary Louise (1889-1976) y Arthur Alleyne Kingsley (1892-1918). Su esposa murió
de tuberculosis el 4 de julio de 1906, tras la estancia de la familia en Suiza
para intentar que se repusiera. Un año más tarde, se casó con la médium Jean
Elizabeth Leckie (1874-1940), después de 20 años de amor platónico, y tuvieron
tres hijos más: Jean Lena Annette (1912-1997), Denis Percy Stewart (1909-1955)
y Adrian Malcolm (1910-1970). Su segunda mujer moriría una década después que
él, el 27 de junio de 1940.
En 1891 se mudó a Londres para
ejercer de oftalmólogo. En su biografía aclaró que ningún paciente entró en su
clínica. Por lo tanto, esto le dio más tiempo para escribir, muy en especial
aventuras del personaje que lo haría inmortal, Sherlock Holmes, pero que Conan
Doyle jamás apreció. Tanto es así que en noviembre de ese año le escribió a su
madre que quería "matar a Sherlock Holmes, ya que estaba gastando su
mente", a lo que su madre respondió: "la gente no lo va a tomar de
buena manera". Finalmente, cumpliría su deseo en la historia titulada El problema
final. Sucedió, sin embargo, que el público británico se tomó muy mal la muerte
del detective, tanto que inundó a Doyle con cartas que iban de las súplicas a
las amenazas pasando por los insultos y en las que se pedía que resucitara a
Holmes. Tras diez años de resistirse, Doyle cedió y en la historia titulada La
casa vacía hacía reaparecer a Holmes (antes ya había publicado con enorme éxito
su famosa novela El sabueso de los Baskerville, también protagonizada por
Holmes, pero se había cuidado mucho de fecharla antes de la supuesta
"muerte" del detective).
A pesar de que El sabueso de los
Baskerville consolidó la fama de este escritor, la autoría de dicha novela ha
sido sin embargo motivo de controversia. Al comienzo de la década de los 2000,
el historiador y escritor Rodger Garrick-Steele acusó a Conan Doyle de haber
plagiado el texto. El autor sería, según Garrick-Steele, el periodista y amigo
del acusado, Bertram Fletcher Robinson. Además, lo acusó de haber sido amante
de la esposa de aquel, y de haber conspirado con ella para envenenarlo con la
idea de hacer creer que la muerte de Fletcher había ocurrido por causas
naturales.
El 19 de octubre de 1894, Rudyard
Kipling, autor de El libro de la selva, sirvió a Doyle una cena de Acción de
Gracias en su casa en Brattleboro. En agradecimiento, Doyle le dio clases de
golf durante su visita. Al año siguiente jugaron un partido juntos.
En 1900 escribió su libro más
largo, La guerra de los Bóers. Ese mismo año se presentó como candidato para la
Unión Liberal, pero a pesar de que era un candidato muy respetado, no fue
elegido. Tras la guerra de los Bóers escribió un artículo titulado La guerra en
el sur de África: causas y desarrollo, justificando la participación del Reino
Unido, escrito que fue ampliamente traducido. En su opinión, fue esto lo que
provocó que le nombraran caballero de la Orden del Imperio Británico en 1902,
otorgándole el tratamiento de sir.
En el transcurso de los años se
ha hecho famosa su afirmación acerca de un cuento de Robert Louis Stevenson (El
Pabellón de los Links), declarando que era la cima misma de la técnica
narrativa. No obstante, su renombre, no recibió ningún premio a lo largo de
toda su carrera.
Al estallar la Primera Guerra
Mundial en 1914, intentó alistarse, a sus 55 años, como simple soldado raso. En
su carta defiende que es fuerte y tiene una voz audible. Lo rechazaron, pero
ayudó con la propaganda y con el apoyo de voluntarios civiles desde el Reino
Unido. La muerte de uno de sus hijos, Kingsley, por una neumonía que contrajo
en la guerra, le hizo estrechar su vínculo con los círculos del espiritismo
fundado por Allan Kardec, doctrina a la que dedicó mucho tiempo y energías,
publicando además en 1926 History of spiritualism y defendiéndolo en sus
numerosas polémicas, por ejemplo, contra su propio amigo Harry Houdini. También
creyó y defendió la veracidad del famoso caso de las hadas de Cottingley,
aunque las niñas implicadas admitieron muchas décadas después, ya ancianas, que
las fotos mostraban en realidad recortes que habían sacado de sus libros de
cuentos.
Murió en Crowborough, East Sussex
(Inglaterra), el 7 de julio de 1930, con 71 años de edad, de un ataque al
corazón. Una estatua suya se encuentra en esa localidad, donde residió durante
23 años. Fue enterrado en el cementerio de la iglesia de Minstead en New
Forest, Hampshire.
Doyle escribió que sus 56 relatos
y cuatro novelas sobre Sherlock Holmes opacaron el resto de su obra: “Entre
veinte y treinta obras de ficción, libros de historia sobre dos guerras, varios
títulos de ciencia paranormal, tres de viajes, uno sobre literatura, varias
obras de teatro, dos libros de criminología, dos panfletos políticos, tres
poemarios, un libro sobre la infancia y una autobiografía”.
En 2015, se vertieron nuevas
acusaciones sobre Conan Doyle, cuando el perito calígrafo y grafólogo español
Jesús Delgado Lorenzo lo postuló como candidato de haber sido Jack el
Destripador en el libro de su autoría titulado Informe policial: La verdadera
identidad de Jack el Destripador.
Wenceslao
Fernández Flórez (1885-1964) fue un escritor y periodista español. Hijo de
Antonio Luis Fernández Lago y de Florentina Flórez Núñez, nació en una casa de
la calle coruñesa de Torreiro, y manifestó desde pequeña vocación por la
medicina, aunque la muerte de su padre cuando tenía quince años le obligó a
dejar los estudios y trabajar como periodista. Empezó en el diario coruñés La
Mañana y posteriormente colaboró en El Heraldo de Galicia, Diario de La Coruña
y Tierra Gallega. A los diecisiete años dirigió el semanario La Defensa de Betanzos,
publicación que se declaraba enemiga del capitalismo feroz y a favor de los
agraristas; un año más tarde y con tan sólo dieciocho años dirigió durante año
y medio el Diario Ferrolano, aunque tuvo que falsear su fecha de nacimiento,
pues legalmente no podía hacerlo con menos de veintitrés. Después pasó a
dirigir El Noroeste de La Coruña. En 1913 fue a Madrid como empleado en la
Dirección General de Aduanas, pero abandonó ese cargo para trabajar en El
Imparcial y poco después, en 1914, en ABC, donde empezó a publicar sus
"Acotaciones de un oyente", una serie de crónicas parlamentarias que
le hicieron muy famoso, y que luego reunirá en Crónicas parlamentarias. También
escribió en El Liberal y La Tribuna. Desde Madrid continúo manteniendo
relaciones con el diario La Mañana y con la prensa gallega. Publicó cerca de
cuarenta novelas y narraciones breves. Entre ellas, destacan La procesión de
los días (1915); Volvoreta (1917), con la que consiguió el premio del Círculo
de Bellas Artes; El secreto de Barba Azul (1923); Las siete columnas (1926),
Relato inmoral (1927), Fantasmas (1930), Los que no fuimos a la guerra (1930), El
malvado Carabel (1931) y El bosque animado (1943). Sus novelas fueron llevadas
al cine en numerosas ocasiones, y él mismo se interesó por el cine y escribió
algunos guiones.
CINE
Aunque no es el objetivo de estas
páginas el tratar el género en su faceta audiovisual, considero importante dar
un breve repaso a lo que ha dado de sí dicha temática en el cine a lo largo de
año estudiado. A continuación, un breve reportaje visual sobre las películas
estrenadas en 1926. Con el breve comentario de lo más sobresaliente de las
mismas.
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